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Mi primera historia. Un cuento.

El momento antes de dormir. Un niño. Un libro. Y un padre narrándolo e interpretándolo. Algo tan sencillo que marca el carácter, fomenta la relación paterno-filial, la imaginación, la capacidad de atención, de escucha, de comunicación, forma lectores y se convierte en un recuerdo imborrable. Érase una vez…

Las historias son parte inseparable de nuestras vidas. Nos dan forma. Las que nos cuentan los demás, las que nos ocurren, las que son reales, inimaginables o pura ficción. Una relación que comienza en la infancia en forma de narración y de cuento y que, desde entonces, nos acompaña toda la vida. “Aunque sean niños de pocos meses es muy positivo contarles historias. Eso les hace más receptivos, tienen más capacidad de escucha y atención, comunicativa, lingüística y afectiva. Y es la mejor forma de hacer lectores”, explican Pilar y José, el matrimonio que regenta la librería infantil El Dragón Lector que este mes de marzo cumple nueve años. Y hablan desde la experiencia de acercar la lectura y la narración oral a cientos de niños en sus dos preciosas librerías y a través las actividades de animación a la lectura que realizan semanalmente.

Aunque según muchos expertos a los seis meses sería el momento oportuno para acercar los libros a los niños, ambos afirman que con la lectura pasa como con la música y se debe empezar desde el embarazo. Por eso, recomiendan comenzar a leer en voz alta durante la gestación, después tras la última toma del bebé y, más tarde, antes de dormir con el fin de convertir el hecho de irse a la cama en un momento de relax y un ritual en el que, acompañado de un poco de música y luz tenue, los padres cuenten e interpreten un libro para sus hijos. Algo que además, agregan, “refuerza el vínculo afectivo entre niños y padres”.

En este sentido coincide Victoria Pérez Escribá, escritora infantil y ganadora junto a la ilustradora Ester García del II Premio Dragón Ilustrado, que otorga la librería El Dragón Lector, con el álbum ilustrado ¿Por qué los gatos no llevan sombrero?(Thule): “Que los padres estén al lado de los niños leyéndoles un cuento es muy importante, tanto como que el propio álbum exista”. Y más, agrega, en una sociedad como la de hoy con un ritmo frenético, asentada en lo audiovisual y multimedia y en la que “se está perdiendo el contacto con los padres”. “Mi madre me contaba las películas de Disney interpretando los personajes. Cuando iba al cine ya me las sabía de memoria. Antes había una relación con los padres mucho más fuerte, eran como un mago o un creador”, rememora Victoria personalizando esos recuerdos entrañables que todos guardamos de los cuentos que nos contaban de pequeños.

 

¿Cómo y con qué?

Las imágenes de los libros y la narración de los padres son los primeros contactos de un niño con la lectura y las historias. “Así ya han empezado a leer. Lo importante es que los niños tengan desde el principio al libro como un elemento más de su ocio. No se puede hacer un lector a los ocho años. Ya es tarde. Es hasta esa edad cuando hay que ir plantando las semillas porque a partir de ahí ellos irán abriendo sus propias ventanas”, señala José.

Tanto los clásicos como los cuentos y álbumes ilustrados más modernos son perfectos para que germine este ritual lector aunque es cierto que elementos como la rima, las ilustraciones y el uso de entornos conocidos, como los animales, facilitan la tarea. ¿Y cómo hacerlo? “La hora de dormir es un momento estupendo para abrir un libro y que los padres se lo cuenten e interpreten a los niños. Es así de fácil. No hay más misterios”, explica Victoria.

“Lo importante es interpretarlo, entonar, que la historia sea viva y convertirla en un juego. El libro es el guión, no hay que inventar nada, y sobre él, utilizamos la imaginación. Y que lo haga toda la familia”, agrega José mientras ejemplifica con su voz lo que hace cada fin de semana con los niños en los cuentacuentos y con los bebés y los padres en el taller que imparte para que aprendan a apoyar las actividades y juegos de estimulación en los libros. Ese es el único secreto. “Alguna vez los padres nos dicen que cuando van a leer un cuento a sus hijos les dicen: “Así no lo hace José”. Hay una niña que viene a menudo y que antes de dormir coge Abezoo[libro con el que suelen iniciar sus cuentacuentos] y les dice a sus padres: “Yo hago de José y vosotros me escucháis. ¿Qué letra queréis hoy?”, concluye feliz. Ahí está la magia.

 

Tres libros para empezar

“Los libros para primeros lectores deben ser muy limpios, visuales y fáciles de entender”, explica Pilar de El Dragón Lector. Sus recomendaciones para iniciar en la lectura a los peques pasan por libros que refuerzan los vínculos afectivos, como Adivina cuánto te quiero, de Sam McBratney e ilutraciones de Anita Jeram (Kókinos); los de primeros conocimientos como Grisela, de Anke de Vries e ilustraciones de Willemien Min (Factoría K de Libros); y, por último, los divertidos sin otra pretensión que los niños metan en la historia, disfruten y participen. Para este tercer grupo propone El mago Abracabrí Abracabrá, de José Andrés Villota e ilustraciones de Illot (La Galería del libro), un álbum nacido en El Dragón Lector a raíz de un cuento que durante años ha inventado e ido narrando su marido a los niños.  

Texto: Prado Campos. Ilustración de Ester García de Por qué los gatos no llevan sombrero, de Victoria Pérez Escribá, editado por Thule.

 

Mi primera historia. Un cuento.