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2004. Diez Años con Nota Diez

Era un gran año, un cartel en el que se mezclaban, los míticos e incipientes de la historia del pop y del rock con los titulares de la electrónica. No quería perdérmelo, y a punto estuve, pero justo la noche antes, una por entonces desconocida se sumó al plan. Desde entonces amigas, desde entonces no nos perdemos ninguna edición. El FIB Heineken 2004 me cambió la vida. Después han venido otras ediciones con sus grandes hitos en lo musical e imborrables recuerdos en lo personal, como el que me esperaba en 2005 viendo y tocando a unos Oasis que para unos empezaban a ser un lastre en el  Pop, mientras que para mí eran enormes, y los espero impacientemente de nuevo en 2009. Y si este año celebramos el XV FIB Heineken, por entonces obviamente soplábamos las velas de un décimo aniversario al que parecía increíble haber llegado.

Se llegó a agosto, con una celebración tan por todo lo alto que es imposible no dejase fuera alguna postal. De hecho, resulta “agobiante” repasar el cartel y recordar. Entre los de primera línea, unos Kraftwerk con capacidad para sellar la historia con cada uno de sus conciertos o un Lou Reed memorable y en forma para estremecernos con un amplio repertorio nutrido de canciones tan perfectas como cuando sonó Perfect Day. Vivimos la serenidad rabiosa de Tindersticks con el descerebre de unos clásicos de este festival, Primal Scream. Vimos a The Charlatans mostrándose como unos auténticos supervivientes de su propia leyenda, mientras que no llegaba a entender qué hacían Pet Shop Boys en la selección del delicatessen del festival. A The Dandy Warhols en una de las imágenes más bonitas y humanas: una magnífica Zia embarazada en un escenario intentando que fuera su música y no ella la protagonista. A Franz Ferdinand subiendo el peldaño que les faltaba para estar donde hoy ya han llegado. A Los Planetas rodeados de amigos en el escenario (Nacho Vegas entre ellos) jaleando y haciéndose más flamencos de lo que se han mostrado incluso en su último disco. A Belle & Sebastian demostrando que ya sabían dónde venían tras su estreno dos años antes en el festival. A The Chemical Brothers cerrando el domingo intentando emularse a sí mismos como en citas anteriores, y con un fugaz invitado en el escenario, Tim Burgess. Y cómo no, fuimos testigos de la primera visita a España de Brian Wilson, con quién la alegría y el baile se fundía con las lágrimas de todo el público al superarnos el momento que nos estaba brindando.

Como siempre, de entre los nombres menos destacados del cartel, también salieron grandes resultados. El perfeccionismo constante de Teenage Fanclub, la inauguración del festival con dos de los mejores de la escena nacional, The Sunday Drivers y Maga, un Tim Booth que se estrenaba fuera de James, unos electrizantes y flamantes Scissor Sisters. LCD Soundsystem, Soulwax, o Richie Hawtin como coleccionistas de eso que aún no se había puesto de moda en los festivales, los llamados “temazos”. Y una cosa buena y dos malas. Diré primero las malas: la retirada de Arthur Lee del escenario debido a su tristeza por la muerte esa tarde de su amigo, Rick James, y el platón de Morrissey que conmocionó al público. Y la buena: Einstürzende Neubaten.

Texto: Mónica Caballero

En foto Kraftwerk por Archivo Maraworld/Óscar L. Tejeda

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2004. Diez Años con Nota Diez