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Pensamiento en crudo
Chantal Maillard contra el refrito mental en La razón estética
 
 
Ingredientes. Curiosidad, elegancia al escribir, grandes dosis de sarcasmo y prosa cáustica. 
Sin fecha de caducidad.
Tiempo de lectura6 – 8 días de lectura. Más si se lee a trompicones en el metro en lugar de tranquilamente en casa. 
Notas de Cata. Es un trago amargo, frugal en su extensión, pero solo apto para aquellos que digieran bien los desafíos mentales. Con regusto a desesperanza. 
 
Desde la primera edición de este libro se ha producido la brecha de la crisis económica. ¿Ha sido el fin del capitalismo? No lo creo. No hemos rectificado el rumbo desde entonces, más bien todo lo contrario.
 
¿Sigue siendo pesimista? Hace veinte años aún pensaba que podía cambiarse el mundo. Cosa de la edad fértil, me imagino. Ahora me resulta difícil pensar que el ser humano pueda lograr, en lo que nos queda de tiempo, una comprensión adecuada (no lógica) de sí mismo como parte integrante (aunque prescindible) del planeta. Esto es algo que por lo general se adquiere muy tarde y la especie se multiplica con excesiva rapidez.   
 
¿Utilizamos bien la palabra 'estética' en español? Es ciertamente una palabra que acarrea lastre debido a su utilización en el contexto de la teoría del arte. Pero el término proviene del griego aisthesis, que significa sensibilidad. Yo prefiero hablar de sensitividad o de percepción sensible para evitar que se confunda con la sensiblería, una degradación sentimental que tiene más de mental que de sensible.
 
¿Necesitamos educarnos en razón estética? En realidad, no se trata tanto de educarnos (educar es dirigir) como de des-educarnos, de aprender a tomar conciencia de cómo las emociones que creemos propias van cargadas, en realidad, de valores inculcados. No somos en absoluto libres de sentir lo que decimos sentir, y esto es evidentemente peligroso en un mundo convertido en representación. Es urgente que aprendamos a conocer la naturaleza de nuestra propia mente y a observar sus procesos.       
 
En el libro, habla de nuestra relación con la ficción. En la era de la imagen y el ocio en casa, ¿mantenemos una relación sana con la ficción? El problema, actualmente, es que toda información nos llega por las mismas vías por las que recibimos la ficción. Cuando asistimos a una representación, las emociones que podamos experimentar llevan añadida una tasa de placer que no conllevan las emociones ordinarias, de modo que cualquier emoción, incluso la más terrible, nos parece agradable. Por eso nos gustan las películas de terror o de miedo. Pero esto resulta peligroso cuando la realidad misma es la que nos llega representada (y los medios se encargan de que así sea para multiplicar la audiencia), pues los noticiarios se convierten así en capítulos de series que reconocemos por sus titulares: “Crisis de refugiados”, “Ataques terroristas”, “Proceso catalán”, etc. Por eso es tan importante aprender a observar nuestros procesos (senti)mentales.
 
Afirma que la política no la hacen los partidos ni las asociaciones, sino los individuos. ¿Cómo se ha ido fraguando, entonces, la situación social que vive Cataluña? Es un claro ejemplo de cómo la razón lógica no es capaz de resolver por sí sola los problemas. 'Diálogo' significa a través (dia) o por medio de la palabra (logos). Pero esa palabra dialogante ha de habitar un espacio común, anterior, que no responde a intereses ni particulares ni grupales, sino a lo que llamaría 'principio de indefinición', que pertenece a todo lo viviente. El acceso a ese territorio pasa por el conocimiento de uno mismo y es condición indispensable para la elaboración de cualquier contrato de convivencia que la razón lógica se encargue de formular. 
 
¿El ensayo, la novela y la poesía, son tres vehículos igual de efectivos para expresar pensamiento? Si pensar incluye, como entendía Descartes, todos los actos de pensamiento: imaginar, sentir, recordar, razonar, intuir, etc., por supuesto que sí. El ensayo razona, la novela funciona al modo de una gran metáfora y el poema se construye a partir de una intuición.       
 
¿Está la filosofía en desuso en España? España no ha sido tradicionalmente un país dado a la filosofía, de modo que no puede estar en desuso, pero sí que está en uso, y cada vez más.   
La razón estética · Chantal Maillard · Galaxia Gutenberg
 

Contra el refrito mental en La razón estética