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Berlanga dirigiendo

Homenaje a Berlanga

El fetiche del fetichista

Los homenajes tienen algo de fetichista. Incluso si están hechos por artistas que, como José Luis García Sánchez, se declaran impermeables al fetichismo. ¿Pero qué ocurre cuando el homenajeado es Luis García Berlanga? El primero, ha dirigido el documental Por la gracia de Berlanga, cuya fecha de estreno aún no ha sido fijada.

Berlanga está instalado en el común sentir como un fetichista de tomo y lomo. Casi como un lúbrico encantador; un adorador del cine, de las calles, de los planos-secuencia, de los actores y de las tías buenas en pelotas. José Luis García Sánchez acaba de terminar un documental sobre el maestro valenciano y charla con nosotros para desarmar uno por uno todos los tópicos fetichistas; los berlanguianos y los sanchecianos.
De entrada José Luis asegura que él no es fetichista de Berlanga, ni de nada, ni de nadie; si acaso aceptaría serlo del cine. "¿Y de Valle-Inclán, del que has hecho varias películas?", le azuzo... "A Valle le admiro porque es el mejor escritor de la literatura española de todos los tiempos; le admiro como ciudadano, no como objeto, no como fetiche".
La incapacidad para la idolatría le viene de niño. "La Semana Santa en Zamora no es bonita como la de Sevilla; es un montón de gente en silencio sepulcral caminando descalzos con un frío de cojones; los Cristos, las  pústulas sangrantes acabaron por crearme rechazo hacia todo tipo de adoración". Desde luego es difícil hablar de fetichismo en España sin hacer referencia a la imaginería católica.
Berlanga es conocido por disfrutar de otro tipo de fetichismo. Más de cueros que de coronas de espina. Es un fetichismo sexual que le colocaron los medios como un San Benito (de nuevo los iconos) y que él se divierte en alimentar. García Sánchez, que le conoce bien, aclara que es "un fetichismo de respetable padre de familia". Eso tiene que explicarlo: "en la familia mediterránea se ve bien que el padre tenga una querida, es habitual; eso les permite ser una sociedad con gran capacidad para el fetichismo sexual." García Sánchez continúa destruyendo el fetiche berlanguiano; insiste en que lo del erotismo es una pose, algo que le divierte, como lo de dirigir durante años la colección de libros eróticos La Sonrisa Vertical: "no era tanto por los libros como por la gente con la que tenía que reunirse, más lúdico que otra cosa". Y por si fuera poco también desarma el mito de la sexualidad latente en las películas de Berlanga, porque "sus películas no excitaban, le podía siempre la comedia, su erotismo hacía reír". Otra incógnita interesante, ¿se puede presumir de que tus obras son fetichistas si no excitan ni a un adolescente?

García Sánchez tampoco está de acuerdo en que el uso soberbio y continuado del plano secuencia (un plano largo en el que la cámara se mueve siguiendo a los personajes) sea fetichismo artístico. Es estilo. Según nos cuenta, en el caso de Berlanga era la excusa perfecta para no tener que pensar muchos planos distintos.
En su documental García Sánchez reúne a bastantes de los actores que han trabajado con Berlanga y los encierra en un tren camino de Valencia. Allí bromean y recuerdan anécdotas. Son tantos -y tantos los que quedan fuera- que no hace falta que García Sánchez diga que Berlanga, a diferencia de otros grandes directores, nunca tuvo un actor y una actriz fetiche. Sin embargo para él ése es el rasgo fetichista de Berlanga: "el fetichista es contrario por naturaleza a la monogamia, a la fijación con una persona, lo que quiere es ponerle el zapato a mucha gente; por eso Berlanga no tiene actores fetiche; él es fiel nada más que a un grupo de actores secundarios"
Ése era nuestro problema, buscar al fetichista sexual o cultural que describen los manuales. El ajeno a la inteligencia de García Sánchez y la genialidad de Berlanga. Se trata de un fetichismo vital: "su fetichismo le viene de niño, por lo mediterráneo; a Berlanga le marcó el mercado central de Valencia, con miles de frutas expuestas; es una explosión de objetos variados y apetecibles; ¿cómo no vas a ser fetichista si has visto eso todos los días? El mercado central es una explosión sensitiva, una sugestión para todo el cuerpo." Y sigue reconstruyendo una nueva imagen sobre la que había deshecho: "Luis era fallero en lo irreligioso, en lo colorido, hacía mundano todo lo religioso. Era un fetichista pagano".

Así que finalmente García Sánchez sí reconoce un cierto fetichismo en Berlanga, uno vital. Pero con el suyo propio no transige. Insiste en que este documental no es un intento de crear una figura en mármol. "De hecho, paralelamente han hecho otro documental más académico; mi intención era lúdica, berlanguiana".
La creación de un Centro de Altos Estudios Berlanguianos, del que él es promotor junto a Marisol Carnicero, Domingo Solano, Guillermo García Ramos, y que Rafael Azcona quería presidir, tampoco era mucho más que una broma. "Aunque tengo entendido que ahora quieren abrir uno en Alicante... De todas maneras a Luis no hay que estudiarlo, hay que mirarlo." Y digo yo... ¿no es eso justamente lo que se hace con los fetiches?

Texto: Mario Cuesta

¡Viva Berlanga! Este es el título de la publicación editada por Luis Alegre y podría servir como resumen del mismo libro. Porque en él, 14 cineastas españoles (David Trueba, José Luis Cuerda, Ray Loriga...) más el escritor Manuel Vicent y Jorge Berlanga, su hijo, reflexionan sobre la importancia de este imprescindible director.

Homenaje a Berlanga. El fetiche del fetichista