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  • ESCENA
  • María Folguera, la acrobacia de crear
  • Por Paloma F. Fidalgo

Aunque hace un par de años que María Folguera (Madrid, 1984) sumó a sus habilidades como novelista y dramaturga su actual cargo de directora del Teatro Circo Price, no ha parado de crear. Esta temporada, la veremos en el Centro Dramático Nacional con dos obras en torno al convulso viaje que le supuso a Elena Fortún la creación de su personaje Celia. La seducción de lo misterioso sigue siendo el motor creativo de Folguera.

Estrena Celia en la revolución, de Elena Fortún, en el Valle Inclán. Ha hablado mucho de mitos en sus novelas. Y Celia lo fue. Si Celia fue un mito de niñez, siempre tuvo algo de oculto. Elena Fortún nunca ha formado parte del canon -principalmente porque la literatura para niños, y especialmente para niñas, no ha recibido gran consideración en nuestro país-. Su vida entre las lectoras se ha movido en los pequeños placeres familiares, en los ejemplares requetesobados que se legaban de tía a sobrina. Desde que se anunció el proyecto de Sendero Fortún en CDN se me acercan personas que me cuentan, con la voz tomada por la emoción, la historia del ejemplar de Celia en la Revolución que había en casa. Encuentro ante todo historias de libros prestados, de títulos ignorados que de repente aparecen. La misma serie de TVE, que generó tan buena acogida -y que fomentó esa mitomanía en las que fueron niñas en esa época-, se canceló antes de tiempo por causas que no están del todo claras, lo que deja también sensación de misterio y de una cierta frustración. En mi caso, mi madre nos leía Matonkikí, la prima de Celia; Cuchifritín, el hermano de Celia, y Celia por las noches. Así empezó mi devoción.

Foto de ensayo de celia en la revolución ©marcosgpunto-CDN.

Elena Fortún tardó décadas en ver publicada su obra. ¿En qué se parecen las escritoras españolas de hoy a las de su generación? En esa visión de red, de apoyo mutuo. En la conciencia de necesidad de puntos de encuentro, de que la escritura puede ser una tarea solitaria pero rara vez individual. Elena Fortún pidió a Inés Field, su amiga en Buenos Aires, que destruyera los manuscritos que la comprometían -tanto Celia en la Revolución como la magna obra Oculto Sendero-. Inés Field ignoró esta petición y cuidó de los textos. Si hoy en día podemos leer o escenificar estos títulos es gracias a una cadena de mujeres que con cuidado y sentido de la responsabilidad fueron traspasándose una maleta con cuartillas a lápiz y a máquina. Esta historia estará presente en el segundo espectáculo del proyecto Sendero Fortún y que lleva por nombre Elena Fortún, escrito y dirigido por mí. Se estrena el 18 de febrero en la sala El Mirlo Blanco del Centro Dramático Nacional.

La obra nos permite recorrer escenarios de la República. La visión es la de una adolescente, que observa cada día cómo los discursos y las palabras de los adultos que la rodean fracasan a la hora de aprehender la realidad. Celia descubre la verdad en la empatía, la escucha, el cuidado; no en los insultos o las descargas de muerte en nombre de la verdad. Celia comprende que no hay supervivencia sin autocuidado, que es algo que antes de la guerra no sabía, cuando se esforzaba por encajar en un rol doméstico y familiar muy limitado. La guerra le trae soledad, madurez y una relación propia con las palabras.

No toda su escritura es realista, ¿qué fuerza creativa te ofrece este realismo? Gracias a la adaptación de Alba Quintas de Celia en la Revolución, me encuentro trabajando en un código realista que para mí no es el habitual. En este caso, es una especie de realismo acelerado y/o comprimido, puesto que en dos horas de función tenemos que contar tres años de guerra y muchos kilómetros de peripecia. El equipo de magníficos actores trabaja en código realista pero desde el despojamiento escénico, en un espacio lleno de escombros y desniveles, con apenas objetos. Esa sencillez y a la vez de obligación a la imaginación es muy fortuniano: soñar en medio de la destrucción.

  • “Accedo a pocas novedades en poesía, por hábitos culturales, y cuando encuentro un poema que me gusta lo atesoro y lo requetesobo durante años”

¿Qué ha aprendido de los artistas desde que está al frente del Price, que no supiera antes? La disciplina, generosidad y ambición que es necesaria para trabajar en una sala circular de las dimensiones del Price. Si fuésemos politeístas, sabríamos que esa sala tiene un dios propio, con personalidad y humor cambiante.

¿Y qué ha aprendido, en el mismo periodo, de la gestión cultural? La responsabilidad institucional de estar al frente de un espacio cargado de memoria afectiva para buena parte del sector circense.

Las ‘flores raras’, es una metáfora que sirve de hilo conductor de la nueva temporada del Price. ¿Qué significa? El motivo visual de esta temporada son las orquídeas; flores que crecen en entornos pantanosos, hostiles. Pensamos en los artistas de circo que tienen largos periodos de creación y nomadismo -en Madrid no hay una sala de creación para circo, es un objetivo común a todo el sector circense- y que, a pesar de las dificultades, logran mostrar espectáculos bellísimos, con colores raros, impropios de un panorama sombrío.

¿Cómo es el espectador del circo del siglo XXI? El espectador de circo es inquieto, expresivo, su aplauso y su comentario se esperan, al contrario de otras artes escénicas. La sala circular es un auténtico anfiteatro y por ello conecta con la tradición popular ancestral. Aquí se puede comer palomitas o compartir en Instagram. El silencio en la sala es un hecho histórico vinculado a un siglo, el XX, pero siento que nos acercamos a un nuevo -y muy viejo- modelo. El de la efervescencia en el público.

Ha escrito narrativa y teatro. ¿Qué relación tiene con la poesía? Hay poemas escondidos en mis libretas, por supuesto. Ahora escribo una y otra vez sobre ese momento en que aguardo a que la hija se duerma, esos minutos de expectación en la oscuridad. Releo poemas de Clara Janés, de Eugénio de Andrade, de José Watanabe, de Mary Oliver. Accedo a pocas novedades en poesía, por hábitos culturales, y cuando encuentro un poema que me gusta lo atesoro y lo requetesobo durante años. Hace poco estuve en un recital de Sergio Fanjul y Los Peligro, y ahora leo La belleza del marido, de Anne Carson.

Invéntese un verso que le gustaría que definiera su gestión al frente del Price.

Dragón Ballena Elefante

Nosotros cubo y pala

Celia en la Revolución. Teatro Valle Inclán. Del 6 al 24 de noviembre de 2019 / Elena Fortún. Teatro Valle Inclán. Del 18 de febrero al 8 de marzo de 2020

 

ESCENA: María Folguera, la acrobacia de crear