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El jazz toma la palabra
 
 
A Miles Davis y Charles Mingus no les gustaban los críticos. Les parecían destructivos. ¿Qué sabrían ellos de jazz, si no tocaban instrumento alguno? Los consideraban incapaces de nombrar con palabras la magia de Benny Goodman, Django Reinhardt o John Coltrane, más allá de recurrir a datos históricos y biográficos. Y es que, de todas las especies que componen la fauna del jazz, la del crítico ha sido siempre la más cuestionada. 
 
Sin embargo, es de justicia reconocer que, en un género tan acusado de elitista, o dicho en palabras de Pablo Sanz, crítico de El Mundo: 'lejos del manido discurso de música minoritaria, que el jazz es lo que es y da para lo que da', el crítico ha ayudado a popularizar el género, sirviendo de puente entre el artista y el público. 'Pienso que, pese a lo que pueda parecer, su labor es hoy más necesaria que nunca', dice Chema García Martínez, crítico del periódico El País. 'Vivimos sepultados en un exceso de información que nos llega de forma indiscriminada a través de las redes sociales. Y, admitámoslo, nadie es autosuficiente'.
 
Los críticos del jazz nos cuentan la historia del género y la de sus músicos. Y más allá de las acusaciones de favoritismos a discográficas o músicos, quizá la hora de la verdad sea cuando ofrecen su opinión personal como referencia. ¿Deben hacerlo? 'En el mundo de la cultura, las emociones no son una verdad única e intransferible, es decir, cada sentimiento vale y lo contrario nos sitúa ante egos mal gestionados. El periodista puede ayudar a descifrar o descubrir algún proyecto o artista, por aquello de que el oficio ya lleva implícitas muchas horas de escucha', mantiene Pablo Sanz.
 
Probablemente sea EEUU, como cuna del jazz, el país líder en las cabeceras del género. Dan Morgenstern, una de sus firmas destacadas, ha enumerado como los libros principales de la crítica del género Jazz: Its Evolution and Essence de André Hodeir; Early Jazz de Gunther Schuller; The Jazz Tradition de Martin Williams; Riding on a Blue Note de Gary Giddins; y The Art of Jazz, una serie de ensayos de diversos autores recopilada y editada por Williams.
 
En nuestro país, la afición no ha dado para que proliferasen las publicaciones y textos específicos sobre él, aunque Chema García es optimista al decir que detecta 'un recambio generacional que se hace evidente en unos nuevos hábitos de consumo. Los conciertos se llenan, los músicos aprovechan la ocasión para vender sus discos, la vida sigue. Aunque tarde, nuestro país ha accedido a la 'normalidad' jazzística. Bienvenida sea'.
 
En todo caso, podemos presumir de Cuadernos de jazz, una revista que ha cumplido 25 años diciendo todo lo que se puede decir del jazz en palabras, y hemos tenido grandes figuras como Juan Claudio Cifuentes, 'Cifu para todos vosotros, los amigos', según se presentaba él en sus programas. Tras su fallecimiento el pasado mes de marzo, este año el Festival de Jazz de Madrid rinde un homenaje a quien, para Mario Benso, director del Festival de Jazz de San Sebastián (donde Cifu era jurado) y gestor de la recién estrenada plataforma, que hace acopio de todo el legado que el periodista nos dejó: 'ha sido el principal divulgador del jazz en nuestro país, su cara más visible. Era de las pocas personas de este mundillo conocidas incluso por gente que no estaba muy introducida en el jazz. ¡Si hasta Martes y Trece parodiaron su programa!'.
 
Jorge Pardo reconoce también lo huérfanos que ha dejado a los músicos. 'En los setenta, él introducía, desde París, los mejores discos de jazz, además de darnos una oportunidad a los más jóvenes. Nos daría mejores o peores consejos, pero era un apoyo'. Pardo se refiere a la inclinación de Cifu por el jazz clásico, al que se consagró desde el principio. Batería frustrado, antes de hacer doblete en Radio Clásica y Radio 3 con sus legendarios programas Jazz Porque sí y A todo jazz, respectivamente, alcanzó la fama en la pequeña pantalla con Jazz Entre amigos, durante aquella época en que la tele cuidaba a la música. También nos tradujo auténticas joyas bibliográficas como Los grandes creadores del jazz, de los críticos franceses G. Arnauld y J. Chesnel, y escribió infinidad de fascículos y libretos de discos. 
 

El jazz toma la palabra