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Don The Tiger

Berlín. Músico inquieto y artista total de la abrupta tensión romántica. Adrián de Alfonso es Don The Tiger, el responsable de Varadero, una obra con denominación de origen berlinesa

Varadero es un disco de baladas, inspirado en el tango y el bolero, pero con una pátina electrónica importante”; un excelente trabajo que, reconoce, ”fue mi tabla de salvación cuando creía que todo estaba perdido”. Adrián ha estado girando por Europa como miembro del grupo de Carla Bozulich, a su vuelta, hace un repaso detallado de su ciudad de adopción.

Desde hace medio año lleva, junto a Ana S. Pareja, la librería Bartleby & Co. Necesariamente uno de sus lugares favoritos de la ciudad: “su selección de títulos en castellano es impresionante”, apunta, “y porque por allí suelen pasar los grupos, artistas y escritores que más me gustan. Un deleite constante, vamos”, apostilla.

¿Berlín ha influido en tu música? Es una ciudad en la que se puede parar el tiempo. También es un lugar en el que puede llegar a hacer un frío difícil de asimilar para los que provenimos del sur. Lo ideal, pues, es tener un proyecto al que aferrarse entre octubre a abril, algún reto creativo que nos mantenga ocupados y motivados en nuestra propia casa. Encerrarse de esa manera fomenta la reflexión, la especialización y no es raro que conduzca a obras de calidad.

Como buen gourmet, seguro que tienes un restaurante favorito. Mi favorito es Themroc. Platos preferidos no tengo pero nunca olvidaré la crema de guisantes que me sirvieron la primera vez que comí allí. En general las verduras nunca fallan. Las tienen siempre de temporada y exquisitas. Como buen restaurante afrancesado que es, su selección de vinos está cuidadísima. La última vez que cené allí bebí un Côtes du Rhône no demasiado caro que me dejó patidifuso.

¿Una tienda de discos? Desde hace bastantes años no compro discos. Te puedo decir, eso sí, que Rumpsti Pumsti está muy bien surtida si te interesa la música más extrema. O Hard Wax, si te va la electrónica.

¿Qué festival no te pierdes nunca? La Berlinale y, cuando estoy bien de dinero, el Club Transmediale.

¿Y la sala de cine en el que te sientes más a gusto? Pues quizás el Arsenal, que básicamente vendría a ser la sede de la filmoteca de Berlín.

Escoge tres lugares que te gusten especialmente. El bar O’Tannenbaum, porque vayas cuando vayas siempre pasan cosas. El supermercado del KaDeWe, porque toda la comida que te puedas imaginar o está allí o simplemente no existe. Tiergartenufer, porque si lo bordeas puedes disfrutar del canal mientras ves a los animales del zoo.

Un lugar para una primera cita. En verano, en el último piso del radar que hay sobre Teufelsberg. En invierno, sobre el canal helado frente al Böcklerpark.

¿El mejor lugar para pasar desapercibido…? Wedding, el barrio en el que viví hasta hace un año. Dicen que la gentrificación está dirigiendo su mirada hacia allí, pero me cuesta creerlo.

¿Es cierto que Berlín desprende una energía especial? Puede repeler a muchos escépticos por su exagerado apego artístico, su sospechoso espíritu juvenil y su fuerte tendencia al cambio, pero hay que aprender a ver sus verdaderas virtudes, que son la tranquilidad y la apertura de miras. En pocas ciudades europeas te vas a sentir tan libre como aquí. Eso no quiere decir que vivir en Berlín sea coser y cantar. La dureza del clima, la infernal burocracia que hay que cumplimentar antes de poder integrarse o la necesidad de saber alemán (al contrario de lo que se dice por ahí, la mayoría de los nativos no hablan inglés) son sólo algunos de los escollos que tendrá que sortear el que decida instalarse en la ciudad. 

Por Jaime Casas. Foto: Don The Tiger en el Jardín de Wildenbruchplatz, Berlín © Adrià Cañameras.

Don The Tiger: Berlín